sábado, 18 de junio de 2016

Caso 2

Seguimos en este blog con el segundo caso tratado, igual como en el primer caso y como los que colgare en este block como se dijo en un primer momento cambiare el nombre del usuario del servicio. Lucho es un hombre de 40 años empleado, vive con su esposa y tiene un hijo, tiene instrucción técnica, su problema viene por el hecho que en cuatro oportunidades ha tenido intimidad sexual con las empleadas del hogar que laboraban  en su casa, su esposa se entero de la tercera, lo cual perdono, sin embargo en la cuarta empleada del hogar –una menor de edad de 17 años- hubo roces, la menor le conto a su madre y esta llego a la casa de lucho a pedir explicaciones, la esposa y la familia de esta se entero,  hecho que enfureció a la conyugue quien le dio dos alternativas a seguir, o pide ayuda psicológica para su impulso sexual o se separaba. Hay que anotar que lucho seducía a las empleadas, no las forzaba.

Esta conducta de Lucho se llama en psicología conducta ofensora sexual,  hacerle proposiciones y tocamiento a personas sin su consentimiento puede llevarlo a serios problemas, por una parte,  problemas familiares, y por otra, con la justicia porque constituye delitos con pena de cárcel, la conducta de ofensores sexuales y en general toda conducta sexual, se mantiene por el reforzamiento inmediato que da el hecho de sentir placer al seducir y tocar, la negación inconsistente  y finalmente la aceptación de la empleada del hogar a los requerimientos - más de las veces por no perder el trabajo- también refuerza la conducta ofensora.

Se le dio un tratamiento que consistió en entrenamiento en relajación muscular, control de estimulas antecedentes y terapia aversiva,  que consiste en darle un estimulo aversivo para inhibir una respuesta emocional indeseable,  esto se hace en la imaginación, cuando el usuario imaginaba las situaciones en las que se daba la conducta placentera con la empleada, se introducía estímulos o situaciones realmente aversivas, estas situaciones aversivas hacían perder el carácter reforzante del placer sexual al momento de la seducción a la empleada del hogar.

Las condiciones aversivas requeridas fueron escogidas por él mismo, escogió una situación realmente nauseabunda que vivía cada día cuando iba en dirección a su trabajo, una vez que dómino la relajación muscular, se procedió a realizar la técnica.

Se le entreno en reforzamiento positivo cuando llegara a realizar la técnica en casa,  el escogió comprarse helados para él y la familia.

Se tuvo dos sesiones con la esposa para explicarle el tratamiento y entrenarla en técnicas de reforzamiento cuando su esposo practicara la técnica en casa.

Lucho era un hombre hábil y aprendía muy rápido, después de unas ocho sesiones, llego a dominar la técnica y le era realmente efectiva en la imaginación,  y  no le había quitado el deseo sexual con su esposa –cosa que yo tenía en mente tratarla en el transcurso de la terapia para evitar la generalización, pero no fue necesario.

Lucho volvió con su esposa, pero no tenían empleada del hogar, quedamos en que cuando la tuvieran, porque la necesitaban, reiniciaría las sesiones ante cualquier inconveniente, no fue necesario, debido a que me llamo por teléfono y me dijo que aplicaba las sesiones con éxito y se le había quitado “las ganas” de cualquier cosa con ella.


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