domingo, 12 de octubre de 2014

Aplicación de la técnica de la Extinción

De nuevo, si la extinción es una técnica que consiste en principio, no reforzar más la conducta que ha sido previamente reforzada ¿Con quienes podríamos usarla sin problemas?. A ver la situación de la extinción es como sigue: Si un niño pide una golosina insistentemente por que aprendió que si reitera su pedido este se le dará, la extinción seria no dárselo bajo ninguna circunstancias, así en igualdad de condiciones, cada vez que pida golosinas no se le dará, tendera en un principio a aumentar el pedido pero tendera también a dejar de pedirlo. Si un trabajador pide una cita con su jefe para que le aumente el salario y este nunca se lo da, dejara de pedirlo. Si un jugador de maquina tragamonedas está en una maquina que ha sido programada para que no le de ninguna ficha, el jugador tendera irse o dejar de jugar en esa máquina, se aplico la extinción.


Siendo una técnica utilizada para disminuir conductas, es lo opuesto al reforzamiento, por lo tanto y en otras palabras, si no está combinada con otras técnicas, resta oportunidad para que la persona a quien se le aplique, aprenda nuevas conductas, también y como ya se dijo resta estimulación por lo que podría aplicarse a niños y adultos muy extrovertidos con buen autodominio y reflexivos por que percibirán claramente que no serán atendidos. Su aplicación en niños hiperactivos por ejemplo llevara un poco más de tiempo su efectividad por que estos tienden siempre a distraerse fácilmente y buscaran por otros medios satisfacer su petición., no captaran  muy fácil el mensaje de que no se le dará su petición.

Aplicación más efectiva del castigo

Los que leen habitualmente este blog, saben que durante la explicación que hemos hecho de las diversas técnicas de modificación de conductas hemos escrito que el castigo es una de las últimas técnicas que hay que aplicar cuando se quiere modificar la conducta en niños o adultos, cuando las demás técnicas no dan resultados por problemas de implementación, mal aplicación etc. y solo cuando la conducta problema lo justifica por su intensidad o peligrosidad se debe aplicar el castigo. Aun así y aunque pocos gusten del castigo, no somos ingenuos para pensar siquiera que el ser humano no  necesita del castigo para la eliminación rápida de la conducta problema, más aun, y será más efectivo si va combinado con otras técnicas y se reduce al mínimo la posibilidad de que el castigado reciba alguna clase de reforzamiento. Una de las causas de que el castigo muchas veces no funciona es que va seguido de reforzamiento  en circunstancias que no podemos controlar.

Ahora bien, la aplicación del castigo, si es reiterado puede influir sobre las emociones y afecto, de hecho, las personas que presentan depresión es porque han estado expuestas a escaso reforzamiento, han recibido castigo permanente o han experimentado perdidas constantes de reforzamiento.

Si se le aplica un castigo a un niño o adulto con depresión agravaremos su situación, si le aplicamos a los “sumisos”  aceptaran el estimulo aversivos sin problemas, perdiéndose la efectividad y el principio del castigo, y si le aplicamos el castigo a una persona con mucho autocontrol no conseguiremos mucho éxito porque podrá soportarlo sin problemas.

El castigo será más efectivo si se les aplica a niños y adultos con estabilidad emocional porque soportaran más lo adversivo sin que le choque emocionalmente. También se le puede aplicar a personas con mucho dominio porque sentirán lo adversivo de la técnica  sin tener eso que significar que pierdan el control de su vida.

Es mucho mejor aplicar el castigo controlando las consecuencias que lleva esta técnica. 

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