viernes, 13 de septiembre de 2013

La fantasía y realidad en el niño


La fantasía en el niño es normal, le sirve muchas veces para iniciar el contacto con la realidad y puede ser parte de sus experiencias, sus creencias pueden contener la veracidad de esas fantasías, para ellos no son tales, son ciertas. Los adultos también fantaseamos, pero mientras que en nosotros se puede vivir o sentir para escapar del estrés, ellos creen en esas fantasías, Papa Noel, el ratón que cambia los dientes por monedas, los cuentos de hadas, amigos imaginarios y ciertos dibujos animados pueden ser parte de su sistema de creencias, su pensamiento a nivel simbólico y concreto o también llamado pre operacional hasta los siete años más o menos, permite que sus juegos tengan una simbología, en esta simbología es que entrar sus fantasías. Sin embargo lo que es adecuado en cierta edad, no lo es en otras etapas de su desarrollo, y esto puede entenderse de una manera meramente funcional y de consecuencias, esto se da muy a menudo en sus contactos sociales ya sea en la escuela o en juegos con niños de su propia edad. Un niño a los siete años es poco probable que siga pensando que papanoel es el que le trae los regalos, sus propias circunstancias familiares se encargaran de hacerle ver que no es el personaje el responsable de sus regalos - sorprenderle al papa escondiendo el regalo de navidad o de su cumpleaños –es un ejemplo de estas circunstancias.

Partimos del hecho de que las fantasías generan ciertos estados emocionales agradables, estos estados agradables tienden a permanecer más tiempo en las vivencias del niño, por ejemplo el engreimiento o las caricias paternas pueden hacerlo creer que son más pequeños de lo que en verdad son, por otra parte, mientras más edad tienen, sus fantasías que aun se resisten a dejar, pueden llegar a inundar sus vivencias reales e interferir en su percepción de la realidad y sus relaciones sociales. Niños que creen que sus amigos en el colegio, tienen algunas conductas extrañas o misteriosas, o cuando creen estar “enamorados” de ciertas niñas o viceversa, pueden estar confundiendo sentimientos basados en la fantasía con acciones propias de la realidad.

En la consulta son muy comunes las niñas de ocho o nueve años,  que creen estar enamorados de sus amiguitos del salón, pueden confundir sentimientos si no se les orienta en la definiciones de palabras y en la identificación de emociones. Aquí los padres deben dirigir estos pensamientos y sentimientos a estadios mas “maduros” haciéndole ver que es fantasía y que es realidad.

Los padres pueden hacer uso de los cuentos en donde pueden introducir vivencias reales del niño, exagerando algunas escenas del cuento e invitando al niño a que observe y comente lo que puede ser real o no. Pueden hacer uso de fragmentos de obras literarias como El Quijote de la Mancha-la escena de la pelea con los molinos en donde Sancho Panza le advierte al hidalgo que no son gigantes sino molinos y la resistencia de este de creerle, así como las consecuencias que le trajo a don Quijote no creer a Sancho Panza y no  ver bien la realidad- y pueden debatir con ellos las características reales de una escena o pensamiento y las fantasías. Aclararles términos como amistad, juegos, compañerismo, ayuda o simpatía, para diferenciarlos con sentimientos de amor o enamoramiento y que ellos mismos pueden estar confundiendo sentimientos. La ayuda que un compañero puede darle, las sonrisas, los juegos o las preferencias que él tenga con algún niño, pueden ser vividos como fantasía de amor o de otra índole. Estas prácticas pueden ser usadas cuando el niño emita conductas problemáticas o tenga problemas de relaciones sociales,  producto de sus fantasías en lugares y edad que ya no corresponde.

Las fantasías son buenas y producen sentimientos agradables tanto en el niño como en el adulto, pero si pasamos el limite,  puede llevarnos a sentir lo contrario. Si esas fantasías no le resultan problemáticas en el niño y fomentan la creatividad todo estaría bien, pero si le provoca sentimientos negativos, o exigencias fuera de la realidad es hora de llevarla a ella de manera adecuada aclarándole la diferencia.

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