domingo, 19 de mayo de 2013

Atención positiva en el aula


En la mayoría de los casos las profesoras y profesores  son referentes importante para  sus alumnos, los niños siempre busca la atención de los adultos en cualquier contexto, y el aula escolar no es ajena de esto. Muy a menudo la atención de las profesoras refuerza alguna conducta problema que si no fuera por esa contingencia, tal vez habrían pasado sin mucho problema y no se volvería a presentar, a eso llamamos atención positiva, a la atención que se presta a la conducta adecuada. Pero suponiendo que la novata profesora haya propiciado sin querer que esa conducta problemática se repita, puede hacer lo siguiente:
 - Comunique a sus pequeños alumnos lo que espera de ellos. Los niños no sabrán comportarse si no le dicen los límites y el contexto en que está permitido tal conducta o no.
- Una vez comunicado el primer punto, obre por consecuencia, es decir,  refuerce la conducta que ha pedido que hagan. Si Ud. No valora la conducta que pidió, el niño no tendrá “motivo”, aún, de volverla a repetir.
-  Si la conducta problema no es muy grave – y digo esto porque en entrevistas con profesoras me refieren conductas que ellas creen que son graves, no siéndolo realmente, muchas son anecdóticas porque solo pasan una vez-  ignórelas. Ignorarlas quiere decir no prestarle miradas, palabras o gestos.
-  Una vez que Ud ha observado que la conducta problema no grave se deja de presentar, refuerce con su atención la conducta que le sigue. Si vuelve a presentar la conducta problema, vuelva a ignorar.
Lo que ocurre normalmente en el aula de clase, es que se presta atención a la conducta inadecuada, y a la conducta propositiva la ignoramos sin querer. Los profesores creen que “explicándole” a los niños para que “entiendan” que su conducta es negativa y que no deben hacer se le está dando la atención debida, esto lleva a un efecto contrario, hablándole y aconsejándole a los niños que eso no se debe hacer, precisamente se le está dando la atención que ellos quieren.
Las orientaciones antes expuestas deben ser de aplicación a todos los alumnos, constantemente, y en los lugares y horarios ya establecidos, los niños deben saberlo. Y los profesores respetarla y aplicarlas, los alumnos sabrán que las normas van en serio. ¡Ah! Y no se olvide, no castigue, salvo que sea absolutamente imprescindible, y lo imprescindible se aparece muy raramente.

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