domingo, 12 de agosto de 2012

EL LIBRE ALBEDRIO DE JAN BOVER


Jan Bover es un ingeniero de telecomunicaciones nacido en Barcelona - España, además de escritor, empresario, y ha escrito un libro sobre el libre albedrio - o tendría que decir de la ausencia del libre albedrio -  y de la forma de vivir feliz sin él en este mundo complicado.

En un lenguaje claro sin muchas elaboraciones filosóficas y nada complicadas, que me hace recordar a Ortega y Gasset – el más latino de los escritores españoles del siglo pasado-  por su forma firme y directa de escribir sus ideas, explica la trayectoria de este concepto desde tiempos egregios de la Edad de Oro de Grecia en escritos de sus filósofos, pasando por el mundo antiguo romano sin desdeñar en nada las ideas medievales que dominaron las mentes más pensantes y religiosas de esa época, me refiero a San Agustín, Tomas de Aquino y la escolástica aristotélica hasta tiempos actuales, incluso utiliza en su explicación investigaciones neurocientificas que le dan el sustento principal a su ensayo sobre el tema: “Que no existe el libre albedrio” .

Para ubicarnos en el tema diré que el libre albedrio es el concepto que enmarca que la persona toma sus decisiones libremente de cualquier causa previa, de cualquier situación o factor ambiental que pueda influir en ella o tenga el carácter de “leit motiv”, la decisión en este caso nacería desde dentro de la persona, como una creencia innata sin sujeción a ningún determinismo. El concepto contrario en cambio propone que no existe el libre albedrio, y dice que la persona toma una decisión siempre influenciada por alguna causa, sujeta al determinismo de las leyes físicas naturales como una regla inconmensurable de causa y efecto, al respecto Arthur Schopenhauer coloca a la libertad mas allá de la acción y del plano de la inteligencia porque se trata de una esfera trascendental.

 Para Bover el libre albedrio no existe, toda vez que las decisiones que tomamos en nuestra vida diaria, son efectos de causas previas, estas causas previas varían según la historia de cada persona. Para algunos serán la influencia de su historia familiar, para otros será sus vivencias y experiencias previas que subyacen en el momento oportuno para ayudar a tomar la decisión, para algunos será su historia de condicionamiento. Pero todas estas supuestas causas para la toma de decisiones tienen una característica en común, la persona que decide ignora completamente las causas que lo llevan a tomar su decisión. Esto en parte es verdad, debido a que el común de las personas crece y se desarrolla en una realidad que no cuestionan y aceptan tal como es.

En lo que respecta a la moral dentro del concepto de libre albedrio según el ensayo de Bover, no tendría sentido culpar a la persona que hace una acción inmoral porque esta ya está de por sí determinada a ello. El sentimiento de culpabilidad cedería a la victimacion del criminal, siendo una cuestión muy lógica y racional, falta el sustento de la individualidad en la responsabilidad de la forma del acto. Esta responsabilidad individual le daría la libertad al ser en la acción, o la acción según el ser. Lo que no implicaría una desaparición de la culpa en sí, sino una reducción de la acusación conforme a obrado la persona. Claro que entraríamos a una discusión del tipo del ser como se es, y de cómo se obra dentro del determinismo según se es o no se es.

La sociedad siempre le ha impuesto la responsabilidad de sus actos al ser, deviene esto en la consideración de que existe el libre albedrio, y que la decisión – ya sea esta buena o mala – viene desde dentro de la persona, ignorando las condiciones contigenciales de la situación. Es una eterna lucha entre el mundo de las ideas y las condiciones materiales que rodean la situación del fenómeno. Y esto es que somos herederos platónicos  de las ideas, las ideas importan más que la materia, las ideas importan más que las necesidades materiales o humanas en último caso. Desconocemos las causas de una acción o hecho, pero atribuimos la existencia o realización del fenómeno a la voluntad o espíritu dominante en el ser humano. Este triunfo platónico sobre la  materia deja al hombre solo ante la masa, esta soledad responsable de su existencia carga con la culpa y el castigo, que a fuerza de imponerse aun controla los devaneos.

El libro de Bover parece que nos encuadra en un determinismo sin salida, el pesimismo es la única entrada a un mundo aleatorio, que es el que nos propone el autor para salir de este entrampamiento, aunque en realidad solo nos da una ilusión de salida que al final no lo es, no está claro cuando Bover dice “No tenemos libre albedrio pero somos capaces de cambiar el rumbo de nuestras vidas de un manera práctica”. Pero la esperanza vuelve cuando toca el tema del “secreto de la felicidad” conceptos como, seguir sus propias creencias religiosas o de fe, o tomando cuestiones de la filosofía tradicional china cuando nos dice: “abandonar los deseos personales es un paso a la felicidad” o el hecho de “ser felices ayudando a otros a ser felices”. ¡En fin! Parece que al final esto es lo que nos queda, si pretendemos evitar el sufrimiento y alcanzar un grado de estabilidad emocional en nuestras vidas.

He extrañado en el libro de Bover, referencias más  psicológicas y menos neurocientificas que al final no nos dice nada concreto sobre planes de acción, debido a que solo se queda en el plano descriptivo y no causal, en la medida que solo explica que tal lóbulo o área cerebral funciona cuando ocurre alguna emoción o pensamiento, ya que no es al revés.

A mi entender el enfoque psicológico que más se acerca a la concepción de la ausencia del libre albedrio es el conductismo, esta escuela conforme a los principios naturales de causa y efecto y cierto determinismo cumple el rol del condicionamiento y el refuerzo, el aprendizaje bajo principios primarios de la acción reciproca, combina bien con los motivos finales de una acción.

No comparto con el autor el optimismo que muestra cuando se ocupa del tema de que estamos determinados a ser felices. Las personas por lo común no tomamos buena decisiones con respecto a nuestra felicidad y estamos por el contrario, condicionados a tomar ciertas decisiones, incluso la aprehensión del refuerzo por parte de nuestros neurotransmisores están de hecho condicionados a ciertos placeres que entendemos como buenos hasta que la realidad nos pega en la cara. La prueba de esto es la gran cantidad de parejas que se compatibilizan muy a menudo bajo ciertos parámetros de relación de agresividad y violencia familiar y le son muy difíciles salir de ella. Dejar a la subjetividad lo que es bueno o feliz y no lo es, es solo sugestivo.

Recomiendo leer el libro de Jan Bover por que los hará reflexionar sobre un tema muy cotidiano que pasa desapercibido y puede servir como respuesta a preguntas como ¿Quien controla nuestro destino? ¿Vivimos libres o determinados? de manera fácil y clara en la siguiente pagina web. www.janbover.org  

  








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