martes, 21 de febrero de 2012

EL AMOR ENTRE GAYS

Byrne Fone en su libro “Homofobia” llama a la antipatía, odio o desconfianza al homosexual, el último prejuicio aceptable. Y tiene razón, la sociedad a nivel mundial lucha contra el racismo y las practicas misóginas. No se concibe discriminar ni odiar a una persona por raza, prácticas religiosas, políticas, o por ser mujer. ¿Qué paso con la homosexualidad? Hay pocos colectivos sociales, u organizaciones de derechos civiles que están en la lucha contra la discriminación a los homosexuales. Se discrimina, odia y resta derechos a los homosexuales y la gente sigue su vida como si nada, no les interesa esa “sarta de invertidos” y trasgresores de la moral.
El 14 de febrero último día del amor, en el Centro de Lima, los grupos de gay y lesbianas pusieron nuevamente en la mesa el tema del matrimonio o unión civil gay. Y es que la mayoría piensa:  ¿Cómo se van a casar dos hombres o dos mujeres? Y ni hablar de que adopten, ahí la cosa se pone más peliaguda. Y es que la mayoría piensa en los homosexuales como enfermos, trastornados, “raros” e invertidos, y lo invertido se entiende “al revés” de lo normal. Más allá de cuestiones religiosas (porque si no se acabaría el tema) vamos a hablar del amor entre gays y sus comparaciones con el amor  “entre normales” ósea los heterosexuales.
El amor entre gay no es tan distinto del amor entre heterosexuales, solo cambia el objeto a quien se da el amor.
Hay fidelidad e infidelidades, pasión e indiferencia, confianza, desconfianza, seguridad y celos, discusiones, peleas, agresiones y hasta asesinatos. También, cómo no, hay entrega, sacrificio, deseo, ilusión y placer. ¿Alguien puede decirme que en una pareja “normal” no hay estas características amorosas? . 
La intensidad y profundidad de estas emociones y sentimientos, dependen básicamente del temperamento de cada persona. No por ser gay se ama más intensamente, ni se ama de forma más equivocada o acertada, de cómo lo haría un heterosexual.
El comportamiento agresivo, violento, antisocial y “raro” de algunos homosexuales, es más seguro que se deba a toda una historia de aprendizaje y sometimiento a condicionamientos, reforzadores y castigos. Y me refiero básicamente a la conducta social manifiesta, a la reacción ante los estímulos sociales y a la responsabilidad que demuestra en sus actos, incluyo aquí el aprendizaje de la preferencia sexual.
Visto desde esta perspectiva el amor como lo entendemos en occidente, se expresara y se recibirá de acuerdo a  esas experiencias. Los heterosexuales estamos expuestos también a esta dinámica en el desarrollo de nuestras experiencias.
Así que no se sorprendan, ellos son tan iguales por lo demás a nosotros. Sienten, lloran, aman, odian. Igualito o más que un heterosexual. Casi todo lo que se relaciona a complejos y prejuicio sociales es aprendido, y obviamente puede desaprenderse. En las cartas que se enviaban Sigmund Freud y Albert Einstein, el genio de la teoría de la relatividad le decía al padre del psicoanálisis, que un átomo era más fácil de desintegrar que tratar un complejo psicológico. Los cambios cuestan esfuerzos.  

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