lunes, 22 de agosto de 2011

LA NATURALEZA HUMANA

El Ser humano es una especie curiosa y asombrosa, somos capaces de realizar las mas grandes hazañas de heroísmo por nuestro país, o por nuestro prójimo, pero a la vez, somos capaces de realizar las mas horrenda acciones criminales y de abusos de poder que podamos imaginar. A lo largo de la historia de la humanidad, hemos visto acciones probas de héroes en tiempos de guerras, vidas ejemplares de santos y beatos. La madre Teresa de Calcuta por ejemplo vivía solo para ayudar y sufrir con su prójimo, abrazaba a los enfermos sin miedo al contagio, para que mueran con un halo de ternura y calor que le daban sus brazos. Pero también a lo largo de esa historia infausta y cruel del hombre hemos visto acciones bélicas y dictaduras que avergonzaría verse al espejo al común de los humanos. Los romanos, que esconden su sanguinolenta historia de conquista, con el esplendor de su Derecho y construcciones.  Las cruzadas, donde en nombre de Dios se mataban a otros seres humanos, las conquistas y dominación en las colonias, donde  aniquilaron culturas enteras en  América. La inquisición y su sadismo para que la fe sea impuesta. La Segunda Guerra Mundial, en donde se sabe hubo un  despilfarro de sadismo y locura en el exterminio del pueblo judío por una de las naciones más cultas de ese tiempo. La dictadura Stalinista donde según cifras se mato a 20 millones de rusos. No es  el objetivo nombrar a todas las acciones infaustas del hombre, pero terminare refiriéndome a la  actual indiferencia mundial por los niños que mueren de hambre en África mientras  se gastan millones en armas.


¿Son estas acciones derivadas de la “Naturaleza Humana”? ¿Somos malos o buenos por naturaleza? Demos un recorrido por el pensamiento universal al respecto.


Los griegos pensaban que los hombres eran solo un objeto de manipulación de sus dioses, profesaban la resignación a las desgracias impuestas por sus altísimos y al vaivén de sus emociones. Para compesarlo crearon dioses con sus mismas debilidades. Para así ser más llevaderas las desgracias. Los hoplitas hicieron de la pena de la muerte una hazaña, consolando a las madres griegas prácticamente héroes con sus hijos con la máxima” Los espartanos dan la vida en la guerra, las madres dan sus hijos” Hesiodo decía que la condición humana no es más que una larga pena. Los Romanos eran guerreros y no se preocuparon de esas cosas de la espiritualidad y de filosofar al respecto, al contrario a los intelectuales y filósofos los tenían en observación sospechosas, así que pasemos de largo sobre ellos. Aristóteles decía que el hombre necesitaba un complemento en el otro, y que era un animal social. Pero el griego común y corriente era corto para la filosofía.


Con la caída de la  Edad Antigua, llega la edad media, allí dominaba las ideas escolásticas   en donde la idea de la naturaleza humana estaba influenciada por las ideas de  Aristóteles y  san Agustín, unió lo racional aristotélico con la teología Agustina, donde el mayor peso lo tenía  el pensamiento religioso. Al ver que la criatura de Dios hacia cosas abominables San Agustín abrió su tesis del “Libre Albedrio”  en donde dijo que Dios le había dado la potestad al hombre de decidir sobre lo bueno y lo malo. Y que su naturaleza era  divina. Ya en la edad moderna la filosofía se apodero del conocimiento del mundo de ese tiempo y fueron más terrenales otorgándole al hombre una característica de soledad, egoísmo y poder. Montaigne decía  que la satisfacción del hombre debe  depender solo de él, sin necesidad de  agradar a los demás y que la sociedad va en contra de la su naturaleza conflictiva con su prójimo. Hobbes hizo su tesis sobre el contrato social con su prédica de que “el hombre es un lobo para el hombre”, que era un ser egoísta y tenía por rivales a los otros, y que tenía que estar controlado por las condiciones de la sociedad representada por el Estado, para su guerra permanente, decía y cito a Todorov,  “La paz vale más que la gloria de los héroes”.


La Rochefoucauld opinaba que el hombre es un ser interesado solo en la amistad de quien le servirá alguna vez y que los hombres no vivirían mucho tiempo en sociedad si no se engañaran siempre. En la interpretación de  Todorov,  el moralista  Kant decía que el hombre era un ser sociable pero a la vez insociable y que el interés social debía de realizar lo mejor de él, su máxima “haz el bien de modo que quieras que todos se porten de la misma manera contigo “ era una moral para controlarlo, de lo contrario su naturaleza insociable lo hará  imponer su punto de vista. Kant opinaba que el hombre se deja llevar por su pasión por el poder, y debería de desarrollar más la racionalidad que la emoción. Nietzsche despreciaba a los de su clase por haber perdido la fuerza de su concepto de “superhombre” despreciaba al débil y al enfermo, para  él, el hombre es competitivo y hostil.


Rousseau opinaba que el hombre nacía bueno y que la sociedad lo corrompe, y que los sentimientos de amor propio solo existía en comparación con los otros, en juzgarnos superiores y considerar inferiores al otro. Para Adam Smith la consideración del otro era la característica de la naturaleza humana, nadie puede dejar de lado la necesidad del reconocimiento público a menos que sea una bestia. Esto nos lleva al prójimo y su mirada concordando con Rousseau y adelantándose a Jean Paul Sartre nos dice, “El hombre no puede prescindir de la mirada del otro eso lo completa, necesita a sus semejantes para forjarse una identidad”.


Hegel el padre del idealismo nos dice que el amor propio y el amor por si mismo es la condición de la naturaleza humana, lo distingue del animal  por su necesidad de reconocimiento y que la historia de la existencia humana solo se reconoce donde hay luchas y guerras, defiende una relación entre los hombres como del amo y del esclavo donde ambos se necesitan. Decía que los aspectos más desagradables de la naturaleza humana como la lujuria, la codicia o la crueldad nunca cambian. A su vez Confucio nos decía que el hombre superior  debe preocuparse de la existencia humana concreta, así tal cual aquí y  ahora la vivimos, y su evolución debe ser, servir al otro.


La psicología no está ajena a esta especie de maniqueo sistema entre naturaleza humana y sociedad. El padre del psicoanálisis Sigmund Freud nos dice que el hombre es su inconsciente y fruto de sus traumas infantiles, que le da a su vida un determinismo difícil de cambiar, aunque la sociedad es un control a las fuerzas inconscientes, le resta poder para enmendar las estructuras débilmente construidas de su sistema de la personalidad.


El conductismo clásico de Watson y  el operante de Skinner no aceptan que la naturaleza humana sea determinista, y creían que el hombre es producto de su historial de aprendizaje y de las condiciones contingentes de los estímulos a que está expuesto en el ambiente, lo cual lo controlan y mantienen su conducta.


El enfoque cognitivo permite aceptar una naturaleza humana capaz de ser controlada o modificada en su accionar, por medio de los sistemas de pensamiento, el razonamiento  adecuado puede manejar la naturaleza de las emociones, disminuyendo su emerge, siendo manejado por el pensamiento adecuado y positivo.


El ser humano es todo lo antes escrito, posee esa dualidad de comportamiento, es decir posee una naturaleza que lo hace parte de las cosas del mundo, regido a principios universales de la física, ya que  dentro del sistema natural responde a estímulos, pero también tiene la capacidad pensante del ser racional que lo diferencia de los animales, poder creador y de imaginación inconmensurables. Aceptémonos como somos, estamos dentro de un plano real y abstracto, aun somos una especie en evolución, tal vez el otro salto sea mejor. Aunque eso implique cambiar la denominación de  seres humanos.  

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