lunes, 23 de mayo de 2011

¿LOS ISMOS SON BUENOS?

Originariamente  ismo significa individualismo, egoísmo, dogma, esto elevado a la psicopatología diremos fanatismo, en ese sentido los términos que terminan con este concepto  no son tan positivos, eso se da en cada teoría del conocimiento, a ver,  vayamos nombrando los términos que terminan con esta palabrita que se usan tanto en filosofía y la política, incluso en la psicología y en otras ciencias: Pragmatismo, Liberalismo, Socialismo, Nacionalismo, Capitalismo, Comunismo, Cristianismo, Judaísmo, Taoísmo, Islamismo, Leninismo, Marxismo, Maoísmo, Conductismo, Cognitivismo, Existencialismo, Maniqueísmo, Nazismo, Fascismo, Solipsismo, Racismo y otros mas que se me escapan  de la evocación del recuerdo.  
Tal vez epistemológicamente algunas de los términos nombrados, signifiquen en el ámbito académico, una consistencia entre teoría y práctica, es decir, entre cuerpo teórico y método, técnica y explicación de la causa y efecto  de cualquier fenómeno. Otros, como los relacionado con la filosofía y la política denotan una exclusión a las demás propuestas, como si fueran la única explicación posible de la existencia de las cosas, y la solución de sus problemas. Cuando se pretende aplicar a la realidad y la vida política de un país, esa exclusión es  la piedra de toque, y si nos atenemos a la aplicación misma del término, la exclusión se vuelve bárbara, indiferente  y eliminativa de lo demás.
Incluso dentro de las ciencias existen escuelas que pretenden ser paradigmas, pero si así fueran, se resolverían muchas cosas, y nos damos con la sorpresa que no es así, pongamos un ejemplo: La economía no es ciencia, si lo fuera se acabaría la pobreza en el mundo con una sola forma de aplicar la económica, y entendemos que no es así, dentro de la economía hay varias formas y esas formas ya se tiñen de variables que se contradicen entre sí, lo que elimina a la economía de las ciencias que tienen un paradigma que resuleva los problemas que la anterior escuela no pudo resolver, en stricto sensu no lo es, y eso se aplica a casi todas las ciencias y las formas políticas y filosóficas.
¿Si sabemos esto porque insistimos en excluir nuestras propuestas con  ismos que nos limita? ¿Por egoísmo? ¿Por creernos un enviado del “altísimo”? , o por no parecer en lo que en el ámbito académico se llama ecléctico, es decir procurar agrupar las doctrinas o sistemas relacionados que mejor expliquen un fenómeno. Ya el “eclepticismo” - ojo con el ismo impuesto – obliga a separar algunas explicaciones pero aplicados en la realidad, son técnicamente muchas veces mejores que los ismos puros, porque obliga a relacionar y esto es mejor que aislar.
Claro que hasta para ser ecléctico hay que tener cuidado, y me explico: En psicología, si pretendo explicar algún problema psicológico, las causas deben estar mínimamente relacionado con las propuestas de  solución, por ejemplo:  si explico la conducta desadaptativa de   una persona en términos de variables ambientales y por una escases de aprendizaje, no puedo proponer una posible solución invocando al paso del tiempo o a la santísima trinidad, eso no sería ser ecléctico, sino inconsistente desde el punto de vista teórico y práctico. Debe de existir al menos una explicación doctrinaria, pragmática o empírica que relacionen ambos sistemas.
En economía política por ejemplo,  los ismos deberían de dejar paso a la inclusión, al acuerdo entre el Estado y la actividad privada, dejar todo al sistema de mercado o al asistencialismo del Estado, ya está probado que no es la solución, entonces ¿por qué insistimos en políticas ya experimentadas y que han demostrado que no son viables?.
Sentirse un iluminado o un predestinado para fundar la república  es peligroso, así se creía Hitler que de la República de Weimar paso al Tercer Reich, o algún dictador latinoamericano con su  “Socialismo del siglo XXI” .
Buscar las formas de resolver los problemas sin ser dogmaticos es mejor, y si es posible, seguir investigando para darle a esa resolución, las formas teóricas concordante y consistente que la ciencia nos exige.

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